Rechazamos la injerencia del Banco Mundial en la política educativa colombiana.
Posted by Mesa Amplia Nacional Estudiantil - MANE Colombia
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martes, 5 de febrero de 2013
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Pronunciamiento de la Comisión de Voceros Nacionales de la Mesa Amplia
Nacional Estudiantil – MANE.
Febrero 5 de 2013.
El Banco Mundial, en coordinación
con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE,
publicó recientemente un estudio sobre la situación de la educación superior
colombiana que concluye con una serie de recomendaciones en los siguientes aspectos:
financiero, gestión, aseguramiento de la calidad y gobernabilidad. Este hecho
se presenta cuando las universidades colombianas, en especial las públicas,
atraviesan la peor crisis de su historia.
Como lo ha reafirmado el propio
Sistema Universitario Estatal, SUE, las necesidades financieras a partir de las
insuficientes transferencias desde la Ley 30 de 1992 superan los $18,7 billones,
de los cuales, a través de la venta de bienes servicios, aumento de costo de
matrículas y estrategias de racionalización de los recursos, estas instituciones
han asumido $7,5 billones, para un déficit total de $11,1 billones a 2012. (´Desfinanciamiento de la educación superior
en Colombia, 2012. Pág. 46). Lo que
hay detrás de dicha situación, más allá de la improvisación y desconocimiento
de la educación superior, es una política sistemática de desfinanciación en 20
años de neoliberalismo, en donde ha jugado un relevante papel el Banco Mundial.
Lo que se enuncia es la misma
receta que este organismo lanzó al país en el año 1994 en donde instaba a Colombia
a adoptar “una base de recursos diversificada, [dando] mayor
importancia a los proveedores y financiamiento privados” (´La enseñanza
superior. Lecciones derivadas de la experiencia, 1994´). A raíz de esas mismas directrices el
presupuesto estatal pasó de representar el 87% de los recursos de las
universidades al 50%. Hoy Colombia ocupa el segundo lugar en
participación del sector privado en la financiación de la educación superior con
el 50%, después de Chile, superando el promedio de América Latina y el Caribe,
que es del 46%, y de los propios países de la OCDE, con 31%.
Con este antecedente, tampoco sorprende que dichas recomendaciones,
presentadas el pasado 24 de enero al gobierno nacional, apunten a profundizar
la desfinanciación de la universidad pública colombiana, cuando insiste en que
deberá avanzarse en “atraer más fondos al sistema […] implementando cambios en
la gobernabilidad para estimular nuevas inversiones del sector privado”(pág.
72) pues, partiendo de la insuficiente fuente de recursos públicos y la
creciente demanda insatisfecha, “la única manera de hacerlo sería recurrir a
proveedores privados y compartir los costos [donde] las asociaciones mixtas
público-privadas representan un modelo muy prometedor para Colombia.” (pág.
73).
En el mentado informe no escatima esfuerzo el
Banco Mundial en recomendar la desfinanciación como política pública para la
Universidad, mientras sí insiste en “dotar al ICFES de todos los fondos y el
apoyo necesarios” (pág. 224). E igual definición le correspondió en el
documento al Icetex. Según el equipo evaluador, este debe ser considerado como
uno de los canales principales para la destinación del presupuesto a las
universidades públicas, con el fin de profundizar el tipo de asignación por la
vía de subsidiar la demanda educativa, no la oferta. Con esto rechaza la idea según
la cual la educación requiere recursos ascendentes, donde el Estado juega el
papel principal por su capacidad económica y fiscal. La política financiera del
Banco Mundial se aplica a costa de desfinanciar a la Universidad Pública, tan
es así, que los recursos institucionales del ICETEX como porcentaje del total de
las universidades, pasó del 7,4% en el 2000 al 20,1% en 2010, mientras que las
transferencias nacionales a las universidades pasaron del 82,6% al 59,4% en
igual periodo. Todo esto, mientras desembolsa un préstamo por U$500 millones
destinados a los créditos estudiantiles, actuaciones que en han sido rechazadas
por múltiples actores de la comunidad educativa. Peor aún es que también se
enuncia como estrategia de racionalización de los recursos financieros el
recorte del tiempo de las carreras universitarias de acuerdo con que tan
estrecha sea la relación entre estas y el sector privado, imponiendo el vínculo
ineluctable entre programas y las locomotoras de Santos. Dicha postura ya ha
sido formulada con antelación por el Gobierno Nacional:
“Los sectores agropecuario, minero-energético,
infraestructura de transporte (…) deberán definir en el 2011 cuáles
son sus necesidades de recurso humano (en términos de perfiles, competencias y
programas de formación requeridos) de tal manera que el MEN, como regulador de
la formación del capital humano, la capacitación y el aprendizaje, genere los
incentivos a las instituciones de educación para el trabajo y el desarrollo
humano, para PRIORIZAR la formación y el desarrollo de las competencias
laborales especificas de acuerdo a las necesidades definidas por estos
sectores” (Bases del PND Colombia, 2010).
Así mismo no deja de preocupar que bajo la Ley de Asociaciones Público
privadas o Ley de Concesiones (Ley 1508
de 2012) se pueda convertir a la universidad colombiana en instrumento de lucro
del sector privado, ya que establece que dineros provenientes de dicho sector
en cantidad no inferior a $3.540
millones, que se inviertan en infraestructura o servicios de las
universidades públicas, tienen derecho de retribución o usufructo durante un
periodo máximo de 30 años, lo que reafirma el hecho de que el lucro entra por
la puerta trasera si la universidad se desfinancia. Que la Ministra Campo se niegue a aceptar que no es concesión lo amparado
por una ley bautizada de ese modo es entendible, pues el propósito perseguido
por el gobierno no ha sido otro. ¿No fue este el único gobierno en la historia
de Colombia que quiso imponer el ánimo de lucro en las universidades
colombianas? ¿O acaso han iniciado acciones encaminadas a resolver la crisis
presupuestal de las universidades públicas desde un punto de vista democrático?
¿O han cesado en su empeño de sustituir la inversión estatal por la privada?
Pero al Banco Mundial no podía
escapársele una valoración positiva del ánimo de lucro. De acuerdo con su
planteamiento de estrategias financieras sostenibles, el Estado colombiano
deberá buscar la “introducción de una mayor participación de diferentes actores
en los gastos de las instituciones públicas” (pág. 301), así como en la
defenestrada propuesta de Santos en el 2011 lo hacía para “atraer más fondos al
sistema, tanto adjudicando un volumen de recursos públicos significativamente
superior como implementando cambios en la gobernabilidad para estimular nuevas
inversiones del sector privado.” (pág. 72).
Los anteriores elementos
justifican un rechazo contundente a la política educativa del Banco Mundial,
que guarda gran relación con lo desarrollado en esta materia por el gobierno de
Juan Manuel Santos y la Ministra Campo. Para la Mesa Amplia Nacional
Estudiantil, MANE, sigue siendo imperioso avanzar hacia la consolidación de una
política de educación superior acorde con las necesidades del país, de forma
soberana, y no impuesta cual recetario que, como se ha demostrado, avanza a
pasos agigantados hacia la privatización de la universidad colombiana. Peor aún
es que el gobierno en respuesta afirme que por fortuna se ha avanzado en ese
camino. Una más para el archivo de incumplimientos con la MANE y el país.
Fuente: OCDE
(2013), "Internacionalización del Sistema de Educación Superior
en Colombia", en OCDE / Banco Internacional de Reconstrucción y
Fomento / Banco Mundial, Evaluaciones de Políticas Nacionales de
Educación: La Educación Superior en Colombia, OECD Publishing.
1 comentarios:
Dentro de 45 días tendremos en República Dominicana un seminario en el que se debatirán las propuestas del Banco Mundial y la OCDE sobré la educación superior dominicana, invito a reflexionar y a debatir lo que considero una ocasión para defender la educación superior püblica, al tiempo que se mejora.
Roberto Reyna
Ex rector UASD
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